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William Alexander Mackay, un siglo como Hijo Adoptivo de Huelva

Se cumple hoy, 7 de julio, un siglo exacto del homenaje que Huelva supo rendir en 1923 al fundador y por entonces aún presidente del Recreativo, el médico escocés William Alexander Mackay. Homenaje más que merecido, pues, además de ser un prestigioso cirujano, reconocido internacionalmente, fue el auténtico impulsor de la práctica deportiva en la ciudad de Huelva en la década de los ochenta del siglo XIX, organizador de aquellos primeros partidos de fútbol y posterior promotor de la constitución oficial del club en 1889. Si todo esto no fuera ya bastante para darle primacía a su figura, fue presidente del Recreativo desde 1896 hasta 1924, siendo, por tanto, el gestor que más años ha llevado las riendas del Club.

 

Nació en Lybster (Escocia) el 10 de julio de 1860. Era el noveno de los once hijos de John Mackay y de Williamina Sutherland. En junio de 1882, nada más acabar sus exámenes finales de medicina en la Universidad de Edimburgo, marchó a ayudar a su hermano John Sutherland, médico de la Rio Tinto Company, viajando por Londres, París y Madrid, hasta Huelva y las minas. Tras varios meses de prácticas, la dirección de la compañía minera decide hacerle contrato oficial, con fecha 12 de julio de 1883, para ocupar la plaza de médico en Huelva capital. Desde ese momento William Alexander tuvo el encargo y la tarea de atender no sólo a los muchos empleados de la Rio Tinto Company en Huelva, sino también a los marineros británicos, enfermos o accidentados, de los barcos que llegaban a diario a nuestro puerto para cargar el mineral. Y además, por iniciativa propia, todos los jueves atendía gratuitamente en su consulta a los onubenses sin recursos. A partir de junio de 1885, tras la inauguración del Hospital de la Rio Tinto Company en Huelva, en la calle San Andrés (edificio que fue posteriormente del ya desaparecido Colegio Francés), desempeñó en dicho centro su profesión de cirujano. Según un artículo de su colega Pedro Seras en la Gaceta Médica Catalana del 30 de abril de 1893, fue el propio Alexander Mackay quien diseñó dicho hospital, de acuerdo con las últimas directrices higiénico-sanitarias.

 

Por entonces ya existía en nuestra ciudad una comunidad británica que intentaba mantener sus costumbres de procedencia, practicando el fútbol, el cricket y el tenis. Siendo él mismo un gran deportista, y convencido de los beneficios del ejercicio físico para la salud, el doctor Mackay se hizo cargo de la organización de los partidos de “juegos de pelota”. Para la práctica del fútbol y el cricket utilizaban un amplio terreno de marismas cegadas al final de la Vega Larga, frente a la Fábrica de Gas que dirigía el también escocés Charles Adam. Los tripulantes de los barcos británicos, o sus compatriotas residentes en Riotinto serían sus primeros y habituales rivales. Así, por ejemplo, en junio de 1884 aparecen apuntes de gastos en los Libros de Contabilidad de la Rio Tinto Company de una Sociedad de juego de pelota. Y poco tiempo después se habla ya en Huelva de un Club de Recreo, según podemos leer en la carta que el doctor Mackay dirige a Ildefonso Martínez el 1 de marzo de 1888, en respuesta a la petición de este último para integrarse en las partidas de football, que se conserva en el Museo del Fútbol de Las Rozas.

 

Y es que, entre 1887 y 1888, varios jóvenes onubenses, atraídos por aquel curioso sport y a medida que se familiarizaban con sus reglas, le habían solicitado tomar parte en los partidos de fútbol. El doctor Mackay aceptó encantado, ya que no concebía su club de recreo como algo exclusivo para la colonia británica. José García Almansa, Ildefonso Martínez, Alfonso Le Bourg, y algunos otros, se convirtieron así en los primeros españoles que jugaron al fútbol. Poco después entendió que había llegado el momento de organizar el club seriamente: directiva, socios, cuotas, libros de registro y de contabilidad, estatutos… por lo que se convocaron dos reuniones los días 18 y 23 de diciembre de 1889, en los que queda legalmente constituido el Club Recreativo de Huelva. La presidencia recayó en un primer momento en Charles Adam, por ser persona de más edad, con más años en nuestra ciudad, también jugador de cricket y fútbol desde sus años de estudiante en Glasgow, y, sobre todo, por ser el responsable del terreno donde ya se jugaban los partidos. Al doctor Mackay, que solo tiene en esos momentos 29 años, lo nombran Vocal. En 1892 Mackay y Adam conforman la subcomisión del Club encargada de proyectar y supervisar las obras del Velódromo, el primer recinto deportivo que se construye en España para la práctica del fútbol. De ese año es también la primera referencia conocida del primer escudo del Club, el corazón azul y blanco, con los colores más queridos para él, los que formaban parte tanto del escudo del clan Mackay como de las banderas de Escocia y de Huelva (incluso del club de su pueblo natal, Lybster FC, fundado en 1887).

 

A partir de 1896 el doctor Mackay tomaría oficialmente las riendas del Recreativo como Presidente, hasta 1924. Don Alejandro, como todos le llamaban, estaba muy integrado en la sociedad onubense y Huelva lo quería y admiraba. Era un cirujano excepcional y su prestigio se extendió tanto que venían a operarse con él, desde políticos y terratenientes, hasta toreros, e incluso, alguna diva de la ópera. Venían de los más variados lugares: Madrid, Gibraltar, Sevilla, Cádiz, Málaga, Murcia… Incluso Ramón y Cajal hizo una visita a su famosa clínica. Pero la fatalidad se cebó trágicamente con su familia, sumiéndole en el dolor. La primera esposa de Mackay falleció con 36 años, el 15 de marzo de 1898, de eclampsia en el parto (nacería muerto su sexto hijo), en Punta Umbría. Antes habían tenido cinco hijos: Anita, Sheila Sutherland, Molly (María Banerman), Juanito (John Munro) y Alexander Robson Mackay. Todos ellos fallecieron a temprana edad y en 1902 se quedó solo en Huelva, a miles de kilómetros de su tierra natal. Cualquier otro se hubiera hundido. Pero él no. Se refugió en su trabajo, donde encontraba el consuelo de salvar otras vidas, y en su club, el Recreativo, al que abrió de nuevo a toda la sociedad onubense, creando una estructura de cantera, organizando la competición de la Copa Seamen’s, y enviando a Madrid un equipo del Club para disputar los Campeonatos de España de 1906 y 1907, a pesar del coste y la distancia y las comunicaciones de entonces. Volvió a casarse el 5 de abril de 1908, con Louisa Emily Crommelin Brown. Con ella tuvo cuatro hijos, y afortunadamente todos crecieron sanos y le sobrevivieron.

 

Su actividad al frente de su club Recreativo no decayó. Creó en 1909 los Campeonatos de Andalucía y Extremadura de Foot-ball, donando personalmente la Copa de Plata que se concedía anualmente al equipo vencedor.  En 1909 Alfonso XIII le concedió la Gran Cruz Blanca por su gran labor humanitaria. Y en marzo de 1915 fue el propio William Alexander Mackay el que entregó en mano al Ministro de Gobernación el escrito solicitando al Rey que aceptara la Presidencia Honoraria del Club. Desde entonces el Recreativo es Real. Publicó numerosos libros de medicina y cirugía, por ejemplo, en 1910, el titulado “El tratamiento moderno de las  enfermedades crónicas del aparato digestivo”. Residió en una suite del Hotel Colón hasta que en 1911 el arquitecto Luis Mosteiro edificó su chalet, en Viñas de San Pedro, que, afortunadamente, aún hoy se conserva. Y en junio de 1913, inauguró una nueva y más amplia clínica, dotada con el instrumental médico y quirúrgico más avanzado de la época, en un bonito edificio exento junto a su vivienda, que tristemente fue derribado en los años ochenta. Tras inaugurar esta nueva clínica, el Ayuntamiento de Huelva le había concedido en 1913 el título de Hijo Adoptivo de la ciudad, pero no sería hasta diez años después, el 7 de julio de 1923, cuando se materializó dicho nombramiento, en un gran homenaje, tanto oficial como popular, dado que se celebró una verbena en el barrio en la noche previa. Fue en ese día cuando se le hizo entrega del pergamino con dicha distinción por parte del Ayuntamiento, así como una bandeja de plata por parte de la Diputación, y el Recreativo, el club que él fundó, y del que seguía siendo Presidente, se sumó entregándole una medalla de plata.

 

Como broche de los actos ese 7 de julio se inauguró un rótulo en la antigua calle Montrocal con el nuevo nombre de Calle de los Doctores Mackay y Macdonald (incluyendo a su sobrino Ian Macdonald, también médico cirujano de la Clínica y también directivo del Recreativo). La denominación de la calle se ha mantenido hasta hoy, si bien la actual placa metálica ha simplificado en exceso el nombre y además omite la “y”, por lo que lleva a confusión. El bonito azulejo cerámico original se retiró lamentablemente en los años ochenta y mostraba a ambos lados los escudos de Huelva y Edimburgo. En aquel día, hace hoy justamente 100 años, su discurso de agradecimiento terminó con estas palabras: “He sufrido en Huelva las mayores angustias de mi vida y las mayores alegrías también. Si Dios así lo dispone, muy contento me quedaré para siempre, bajo la sombra de los cipreses, rodeado de amigos, durmiendo el último sueño y esperando el eterno amanecer bajo las estrellas del firmamento azul de Huelva”.

 

ALEJANDRO LÓPEZ PÉREZ, historiador

 

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